miércoles, 17 de agosto de 2016

Bella Juliana

Por Teresa Nuñez.

Para vos, a quien algún día creí amar.
Para alguien especial, un ser bello, noble y bondadoso.
Tal vez, pensé que eso era suficiente para enamorarse. Pero lamentablemente no alcanza. Al menos no para mí.
Quiero y necesito a alguien, que me ayude a subir las colinas infinitas de la ilusión y el deseo.
Que me permita dibujar en ella, un furioso rayo de fuego y quemarme hasta desaparecer transformado en brasa, siempre a punto de encender esa llama perpetua. que sostiene vivas a las personas como yo.
No quiero, ni debo, por respeto a vos y a tantas horas compartidas, caer en el triste sentimiento del desamor. No lo mereces.
Sos muy, muy bella, me gustaría, que tomaras en cuenta, todo esto que te estoy confesando por este medio.
¡Se trata de vivir! ¡De soñar, volar! ¡Somos agua y fuego! Somos todo o nada, ¿me entendes?
Pensalo, por favor pensalo. Sabes dónde encontrarme.
Te voy a estar pensando, extrañando. Bebiendo los besos que dejaste en mi boca.
Sé que me amas, te pido que no me juzgues mal. Que te juegues y corras hacia mí.
Si decidís hacerlo, te abriré la puerta, el alma, el corazón. Y juro, hacerte feliz por siempre.
Seguro, existirá en algún lugar, una casa, una choza o porque no un palacio. Simplemente el espacio ideal para que podamos vivir algunas horas, meses, años. Lo que vaya surgiendo, el día a día.
Sera mi regalo, para vos, para ambos.
Te pido que lo consideres.
Sé que parecen solo  utopías. Y quien dijo, que no se puede vivir de utopías. Yo creo que sí.
Podrás pensar que solo soy un soñador. Y si, lo soy.
Seguramente, alguien te dijo que no se puede vivir de sueños. Yo creo que sí. Que los sueños, alimentan el alma.
Yo puedo decirte que temes alas, y seguramente te sentirás libre. Puedo decirte que el mundo está a tus pies, y te sentirás poderosa. Y que está en tus manos y en tu corazón ser  feliz, y seguramente te sacare una sonrisa.
Entonces, sonriente, libre y poderosa. ¿Qué consideras, que serias?
¡Una persona feliz! No lo dudes.
Ahora, solo te faltaría encender el fuego, ese fuego que yo necesito que me demuestres, en  cada caricia, en cada mirada.  Y que cada vez que te me acerques, temblorosamente prohibida, logres en mi el punto justo que me provoque un orgasmo.
Te estaré esperando, no demores demasiado, no despiertes el desamor.


Te dejo una caricia.
                               
                              Solamente toca tus labios

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