jueves, 8 de noviembre de 2012

Susurros

Por Camila Carbel.

Basado en Reflejo de Mauricio Vargas
                         
                                                                                 ¡Bang!
                                                                                 El tipo cayó muerto en el baño. 
                                                                                 Había hecho que se suicidara y, por fin, se sentía real. 
                                                                                 Pero aún seguía atrapado detrás del cristal.



Miles de veces escucho decir, “si te llevas un alma podrás traspasar el cristal.”



     Lo Monstruos existen, el mundo entero lo sabe aunque la mayoría jamás vio uno. Marcos sabía que habitaban detrás de los espejos, desde que era pequeño pero nunca lo contó. Él podía escucharlos, lo volvían loco. Cada vez que se acercaba a uno era como si lo hipnotizaran no lograba moverse, se quedaba paralizado. Le decían algo pero le resultaba imposible comprender.

     A medida que pasó el tiempo las voces fueron disminuyendo poco a poco. Pero siempre sintió que había algo detrás del cristal. Cuando no tenia nada que hacer le encantaba mirarse al espejo, se movía esperando que el reflejo se equivocara, pero eso jamás ocurrió. Otras veces simplemente le gustaba mirarse y hacer como que hablaba con alguien inventaba diálogos y discutía con personajes que inventaba en su cabeza.

 

 

 

     “Si te llevas un alma podrás traspasar el cristal.” No podía dejar de pensarlo. Le causaba mucha curiosidad ¿como seria el mundo del otro lado?, pero más le atraía el pensar que podía verter toda la oscuridad se su ser en ese mundo lleno de luz.
     La leyenda contaba que uno de sus tíos lo había conseguido, pero que había trabajado muy duro. Si eso era cierto, no había razón para pensar que él no seria capaz de logarlo.
     Decidió centrarse un ser, y focalizar todas sus energías en él, en provocarle el mayor daño posible para quedarse con su alma. Lo buscó desesperadamente hasta que lo encontró. Era un tipo común, pero su mirada era distinta, no tenía ese brillo, esa luz tan característica del resto.
     Cada vez que se acercaba comenzaba transmitirle su oscuridad. Al poco tiempo empezó a notar cambios. Parecía ser tan sencillo. Solo que le llevó más tiempo del que pensaba, los malditos no eran fáciles de convencer. Parecían verse afectados el primer tiempo, pero luego se mantenían igual durante una buena temporada. Pero un día lo consiguió, hizo que el tipo apretara el gatillo. Pero por alguna razón no podía atravesar el cristal.



     Lo primero que se le vino a la mente a Marcos fue un libro de King, donde un hombre se dispara a la cabeza, pero no logra matarse. De repente oscuridad total, hasta ver la luz del hospital.
Como se podía ser tan estúpido como para no matarse si se metía una bala en los sesos. 



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