Una pequeña charla

Por Leo Lamas.

     Solo me queda esperar a que esté listo…

     Me gustaría contarles de qué se trata la primera oración, pero arruinaría todo si lo digo de primera.

     Ustedes me conocen, ¿cierto? Por supuesto, solo me habrán escuchado nombrar, porque si me hubiesen visto no estarían leyendo este pequeño testimonio.

     Me gustaría contarles cómo tuve una pequeña discusión con un primer y último “cliente”, por así decir. El caso es que se interponía a que haga mi trabajo, hizo lo imposible porque no pudiera cumplirlo, pero sería muy difícil que no logre mi cometido.

     No me llaman para que haga mi trabajo, es más, lo hago por gusto. Es sencillamente magnifico ver a aquellas personas que quieren que mi misión se cumpla, pero hay otros casos, como el que acabo de contarles (no muy detalladamente que digamos), que son un tanto molestos. Esas personas saben que tratar de detenerme  es prolongar lo inevitable, saben que yo llegaré en una etapa de sus vidas, por supuesto que lo saben…

     En fin, todavía estoy esperando a que esté listo, no falta mucho, ya me voy. Pero no les gustaría apresurarme ¿o sí? Yo no se los recomiendo. Como diría Bruce Banner cuando se transforma en lo que hoy conocemos como Hulk: no soy yo cuando me transformo.

     Varios de sus familiares ya fallecidos me conocieron, lo lamento, pero es verdad. Lo último que ven es a mí. Como conté antes, a veces me reciben y a veces me dan un portazo en la cara. Pero lo importante es que nunca hago mal mi trabajo, todos mis “Clientes”, incluidos los que no me dan una buena bienvenida, todos, al final terminan contentos. Les prometo que también ustedes vendrán conmigo algún día y, sí, estarán felices.

     Oh, está listo, ya me puedo ir. Lamento si mi pequeño testimonio los aburrió, pero es que hace mucho que no hablo con nadie, la verdad es que nadie se atreve ni siquiera a mirarme, pero debo admitir que me alegraron el día.

     Nos vemos pronto.

     Firma: La Muerte.

Fin